El Ciberbullying

Qué nos dice la psicología sobre el ciberbullying?

La mayoría de los casos de ciberbullying tienen tres rasgos comunes que agravan este acoso en redes sociales, chats, correos electrónicos o vivideros: anonimato, falta de percepción del daño causado y roles imaginarios en digital. No obstante, antes de entrar a hablar sobre las principales características, intentemos equiparar el ciberacoso a una versión digital del bullying, y comprendamos que, además, es posible que muchos acosadores no solo hostiguen a las víctimas en un contexto social —el instituto donde estudian, el barrio donde viven, el trabajo que comparten—, sino que este se extienda ese acoso hacia el espacio digital. El caso contrario —el paso del ciberbullying al bullying— es posible, y se han detectado casos, aunque menos habitual.

Cómo prevenimos el ciberbullying😔😔

Una vez sabemos qué es y de dónde surge el ciberbullying, debemos tener presente que la realidad en este tipo de acoso es compleja. Según Parry Aftab, abogada especializada en privacidad y seguridad en Internet: el ciberacoso es el riesgo más frecuente para los niños. Sus roles son móviles, y un menor que ha sufrido ciberacoso también puede ejercerlo, incluso durante un mismo incidente. Pero lo peor de todo es que, a menudo, el agresor no comprende su papel ni se ve como abusador.
Así pues, la información es un arma imprescindible para frenar el acoso digital y evitar también el bullying en las escuelas: la iniciativa Pantallas Amigas, que apuesta por un uso seguro y sano de Internet, RRSS, móviles y videojuegos, ha lanzado proyectos pioneros contra el Cyberbullying y el Sexting, que representan dos de los grandes riesgos del acoso en digital.
Sin embargo, conocer algunas de las formas en las que se manifiesta el ciberbullying puede ayudarnos a prevenirlo, sin obviar que no hay un único contexto y que el ciberacoso puede suceder en un videojuego como Minecraft, en una red social como Facebook o en los comentarios de un blog personal.
  1. Crear perfiles falsos para ridiculizar, acosar o confesar en primera persona experiencias personales verdaderas o falsas de la víctima, así como acontecimientos personales, demandas de contacto sexual, o similares.
  2. Hackear o robar la contraseña de correo electrónico de la víctima, leer sus correos violando su intimidad y utilizar el acceso al mismo para usurpar su identidad o utilizar información confidencial.
  3. Propagar rumores en foros o redes sociales; provocar a la víctima para que esta reaccione de forma violenta y denunciarla ante los responsables de un foro, un chat o un videojuego.
  4. Enviar mensajes amenazantes por correo, WhatsApp o redes sociales aprovechando el anonimato, agobiando y acosando a la víctima.
  5. Subir a Internet fotos reales o fotomontajes para avergonzar públicamente o perjudicar a la víctima.
Por descontado, esto solo son algunos ejemplos de los muchísimos casos de ciberbullying en los últimos años. Un grave problema que se suma a la larga lista de acciones en las que tomamos parte para mejorar la infancia de los niños y adolescentes en España: saber de qué se trata y cómo se manifiesta nos ayudará a prevenirlo y, sobre todo, evitará que, erróneamente, consideremos que es algo que puede dejarse pasar.
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